Se terminaron los diez días en la residencia. Evidentemente si hubiera estado un mes, dos, tres, un año... me daría mucha pena irme. Pero los diez días han dado para mucho, porque aunque no sepa quiénes son tooodos y cada uno de los cincuenta (algunos bajaban a desayunar y comer y se iban a pasear, a la habitación... y no los llegué a ubicar), sé dónde se sienta cada uno en el comedor, las pastillas adicionales que toman algunos, la habitación donde duermen otros, quién lleva colirios, quién inhaladores, parches, insulina... me costó unos días hacerme, de hecho entraba un poco antes y salía más tarde, incluso soñaba con todo lo relacionado con la residencia.
Son diez días en los que a pesar de que la coordinadora de auxiliares maneja mejor que tú todo aquello, en muchas cosas los abuelitos dependen de ti y de tus decisiones. De que les cures, de que les mires la tensión porque se marean, de que les pinches algo para el dolor... En el fondo son como niños. Vienen a enseñarte la foto de la última excursión que han hecho, a que les cures porque se pillaron la mano, simplemente por hablar contigo... pero con mucha más sabiduría que yo.
Echaré de menos a F. en enfermería buscando simplemente compañía o lanzandome besos, a C. pidiendo thrombocid, a J. que cada vez que le decía que abriera los ojos para echar las gotas los cerraba bien fuerte, a C. enseñando piernecilla para poner la insulina (siempre le decía "ayyy! cómo enseñas pierna!!!"), a A. dándome caramelos, rosquillas, galletas..., a V. pidiéndome que le pusiera el babero (en el segundo botón, por favor), que el primer día me gritaba porque tardé en darle sus pastillas y el último día le daba penilla que me fuera, a I. por ver cómo cuidaba a su marido que también estaba allí, a P. diciéndome "guapa!!", dándome recuerdos para el novio y diciendo que me quedara yo también, así dos enfermeras, a C. y R. que cada día me decían lo bien que lo iba haciendo, a I. diciendo que además de guapa era buena chica, a la mayoría pidiendo el "jarabe para ir al baño", a A. que me decía "tú tranquila, que no pasa nada porque tardes más", a mis compañeros que se han portado genial, al hilo musical kiss FM que me alegraba las mañanas a la hora de coger mortero y machacar pastillas, preparar jarabes... a L. llamándome por el pasillo "Pitufinaaaaaa!", a L. abriéndome la puerta para que metiera el coche, a U. que te cogía del brazo y se iba contigo allá dónde fueras, a M. cantando, incluso los familiares a los que he conocido han sido comprensivos, y eso se agradece.
Una experiencia más. La verdad es que no he parado prácticamente, hay muuuuchas cosas por hacer, de las que estar "al loro" y cuando parece que lo tienes controlado, te llaman por megafonía porque a alguien le ocurre algo, pero he estado muy bien. Ya les advertí que se portaran bien y que si vuelvo los vea igual de estupendos.
4 comentarios:
Normal que te de penilla...no es para menos jooo! Pues una experiencia más de la que has aprendido un montón seguro! Un besito mágico!
seguro que lo has hecho genial y que desearán que vuelvas.Una experiencia más en tu vida laboral,muy bien.bs
Que buena eres Lunhya! ya se que dirás que es tu trabajo, pero lo haces con corazón, y eso es lo que vale.
Muchos besos, guapa!
Muchas veces no sabemos valorar a nuestros mayores, pero cuantas cosas podemos aprender de ellos!!!
Seguro que puedes volver en algún momento para hacerles una visita, os hareis felices todos!!!
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